El otro Imperio Cristiano

El Mito de la Revolución Masónica

lunes, 22 de febrero de 2010

Las Claves Históricas del Símbolo Perdido



Masonería y su misticismo esotérico. La Ciencia Noética y el poder de la mente.

Nowtilus, Madrid, 2010

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Dan Brown sorprendió nuevamente a sus lectores al conjugar, de manera insospechada, dos campos tan disímiles entre sí como lo son la francmasonería y las Ciencias Noéticas. La trama de El Símbolo Perdido, cuya acción transcurre en Washigton D.C., pone sobre el tapete muchos de los tópicos que giran en torno a las Sociedades Iniciáticas. En esta caso los masones –cuya presencia en la fundación de los Estados Unidos de América es un hecho histórico fuera de toda duda- y los rosacruces, a quienes se atribuye haber impulsado el pensamiento científico en el siglo XVII.

Pero Brown no se queda en estos aspectos sino que avanza hacia una maraña de ritos, ceremonias, símbolos y signos, todos rodeando un secreto, que Robert Langdon debe revelar en apenas unas horas. Sin embargo –he aquí la sorpresa- se verá acompañado de una científica del Instituto de Ciencias Noéticas que aportará a la historia una fascinante combinación entre la Tradición y los Nuevos Paradigmas.

Un análisis profundo de las diferencias entre Noética y Masonería sería tan inútil como la comparación de peras y manzanas. La Noética es abierta, expansiva, científica, moderna en el sentido más amplio de la palabra. La masonería es una organización que guarda misterios; se abre sólo a aquellos que son iniciados y su ingreso requiere de una ceremonia no exenta de pruebas y compromisos significativos. Dicho más claramente, este libro no es un análisis comparativo de francmasonería y noética sino una explicación de ambas cosas, en especial de aquellas que Brown menciona en El Símbolo Perdido.

La Noética, fundada hace más de tres décadas por el científico y astronauta Edgard Mitchell, se ve, en todo caso, confrontada con una institución milenaria, a la que le podemos atribuir, como mínimo, tres siglos de institucionalidad. Es que, justamente, lo que Brown construye en su historia, es nada menos que la combinación entre dos instituciones radicalmente diferentes en su conformación, en su organización y en su desarrollo histórico. Sin embargo, a ambas le atribuye un mismo fin: La búsqueda de Dios.

Una experiencia de carácter trascendente, que el propio Mitchell describe como una Epifanía, llevo a este astronauta de la Apolo 14 a repensar su visión de la ciencia y fundar una Institución que cambiaría radicalmente el modo de ver al mundo. ¿Qué tipo de experiencia pudo llevar a un científico a vivir una profunda trasformación?

Pero acaso, ¿Qué tipo de experiencia puede llevar a un masón a afirmar que la Iniciación lo catapulta a un nuevo estado de conciencia?

¿Es la Ciencia Noética el puente o el eslabón que une la ciencia moderna con las Tradiciones Esotéricas? Durante siglos, los científicos ignoraron el profundo conocimiento de estas Escuelas de Misterios, sin embargo, en las últimas décadas parece haberse modificado esta limitación. ¿Está la ciencia en condiciones de explorar estos nuevos paradigmas?

Ciencia y esoterismo no han sido incompatibles en el pasado. Lo vemos en el mundo clásico; en la experimentación empírica de los filósofos renacentistas. Muchos rosacruces y masones estuvieron involucrados en el impulso del pensamiento científico, especialmente desde el seno de la Royal Society, a cuyo círculo esotérico se ha vinculado frecuentemente con el Colegio Invisible.

Podríamos afirma, también, que en los círculos Noéticos la novela fue bien recibida, y que existe consenso en el sentido de que Dan Brown ha dado en la tecla al momento de definir el objeto de las Ciencia Noéticas. En los círculos masónicos ha sido recibida con cierta indiferencia y algún recelo, pues se sabía de antemano que Brown utilizaría los aspectos más atractivos y provocadores de la francmasonería, en desmedro de aquellos considerados como ejes fundamentales de su doctrina. La conclusión es que la francmasonería no queda tan mal parada, pero también, que ha sido descripta sólo una de las tantas formas de masonería que existen en el mundo: La norteamericana, y por cierto de modo muy superficial.

De modo que este libro, dividido en dos partes –la primera dedicada a la Masonería y la segunda a las Ciencias Noéticas- no es un intento de encontrar diferencias y convergencias sino el de informar adecuadamente al lector interesado que, a partir de la lectura de El Símbolo Perdido, quiere comprender más a fondo qué es la Noética y qué es la Masonería. Estamos seguros que en cualquiera de los dos casos, el lector encontrará vías de investigación si es que, finalmente, vislumbra en estas corrientes del pensamiento un camino válido para su realización espiritual; pues ese es el punto en común entre ambas.

Es evidente que el hombre está sufriendo un cambio profundo en su cultura, en su espiritualidad y en su forma de relacionarse entre sí y con su medio ambiente. Las tradiciones antiguas, amalgamadas y reunidas en torno a las Escuelas de Misterios, siempre han sido un reservorio de la sabiduría antigua. Las Ciencias Noéticas plantean la necesidad de volver la vista hacia estas grandes tradiciones, sin por ello dejar de utilizar todas las herramientas que nos brinda la tecnología, incluidas las grandes redes de comunicaciones.

Los autores de este libro han tratado de dar respuestas a los interrogantes que quedan abiertos en la ficción planteada por Brown, concientes de las limitaciones de un trabajo de esta naturaleza en el que el interés del lector asume múltiples direcciones. En síntesis, Las Claves del Símbolo Perdido transmiten la experiencia de los autores en ambos campos. Es un libro escrito desde dentro. Desde el centro mismo de la experiencia directa.

Los Autores:Ana Lía Alvarez y Eduardo R. Callaey

1 comentario:

  1. Estimado Maestro,

    Hoy termine de leer este libro "Las Claves Historicas del Simbolo Perdido" y me sorprende
    que no nombre al Gran Hermes y su Tabula Esmeralda como el gran "vinculo" entre la Masoneria y la Ciencia Noetica. Como bien sabe todos los masones conocen acerca del Poder Mental y realizan "autosugestion", por ejemplo Joseph Murphy, Napoleon Hill, W.C. Stone, por mencionar algunos.

    saludos afectuosos

    Andrea von Roth
    www.alquimiadelaabundancia.com

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